Otás fue una tribu que se aposentó en una región anclada en la Cordillera Oriental, descendiente de una gran raza indígena denominada Los Tamas y de aquí floreció el bagaje humano que habitó por tiempos inmemoriales estas tierras vírgenes que dieron luz a una generación que se posesionó en ellas para explotarlas de manera silvestre hasta cuando llegaron los españoles y la tomaron como suyas en nombre de la corona de España.
A partir de 1539, un pelotón de hombres armados de espadas, lanzas y escudos metálicos comandados por el capitán español Juán de Cabrera enviados por Sebastián de Belalcázar como una avanzada militar a estas tierras, sometieron por la fuerza a los aborígenes y se fundó en el sitio conocido hasta hace pocos años como Las Tapias, una ciudad con el nombre de “Nuestra Señora de la Concepción de Neiva”. Según el notable historiador huilense Joaquín García Borrero, en su libro “El Huila y sus aspectos” consignaba que los invasores españoles permanecieron allí por espacio de 12 años en un cruce de razas y generación de mestizaje, hasta 1951 y agrega el historiador.
“Irrumpieron un día por todos los cuatro puntos cardinales, los indios, en cantidad más numerosa y bien resuelta a morir en la raya; una noche quitaron a los conquistadores el sueño, los sacaron de sus posesiones, las cuales incendiaron y desbarataron en forzosa retirada fueron las fuerzas de los blancos, en una sola jornada, hasta el río que corre al Norte, como a 45 kilómetros de distancia, y en donde aprovechando el terreno que a manera de fortalezas levanta peñones a uno y otro lado de la comarca, el soldado Alonso se parapetó y contuvo el avance de los naturales. Ese lugar se denomina hoy en día como “Fortalecillas”, por las fortalezas naturales en donde se desarrolló el violento enfrentamiento por el escenario topográfico y por el refuerzo español dieron origen a este histórico episodio. En esa región conocida como Villavieja, se llevó a cabo la segunda fundación de Neiva.
Igualmente a Otás la historia cita su actividad indígena en 1761 cuando han transcurrido 122 años luego de su vasallaje ante las tropas de Juán de Cabrera, según el historiador Genaro Díaz Jordán, existía un caserío fundado por los padre agustinos o curatico de indios con una capilla de paja, un pequeño mesón de tierra que servía de altar con el nombre “Jesús Nazareno de Otás”. Proliferó la población en todo el territorio que se extendió a Llano Grande y posteriormente en Campoalegre.
